viernes, 17 de abril de 2015

Gracias Dios por hacerme Madridista

   Hoy he tenido un día de esos meditabundos en las que analizas tu vida, tus penas y tus bendiciones. En donde te invade el sentimentalismo y te entregas a la emoción.  Me he puesto a pensar la grandeza que trae el futbol en nuestras vidas y sobretodo la pasión por el Real Madrid. Los que no tienen la dicha de sentir esta pasión, lo verán como un simple juego, como un equipo más; pero, en realidad el Real Madrid se ha convertido en un pilar de mi existir.


Es impresionante como personas de culturas totalmente diferentes, de edades variadas y de creencias distintas podemos sentir una sola pasión al ver, a esos once jugadores representarnos en el campo. Una pasión que no conoce género, ni nacionalidad y que se experimenta hasta en los rincones más remotos de este planeta.


La energía que genera el Real Madrid tiene eco más allá de esta tierra.  Logra unir, al menos por 90 minutos, a millones de personas alrededor del planeta. Puede sentir la misma pasión el señor de 85 años, que lleva en sus venas vivencias e historias del Real Madrid, como la pequeña niña, que siente la emoción de visitar por primera vez el Bernabeu.


   Dicen que hay que reconocer y agradecer las cosas buenas de la vida y hoy quiero agradecer al universo por hacerme madridista y enseñarme lo que es vivir la pasión del fútbol. Quiero agradecer por esas jugadas de Roberto Carlos que me enseñaron a amar esta camiseta blanca. Por todas las veces, que he sentido la más grandes de las euforias al ver levantar una copa que siento como propia Y porque no, por todas aquellas que sufrí alguna derrota, pero sin las cuales no apreciaría tanto el sabor de la victoria ni el trabajo que conlleva.


   En verdad, muchos de los momentos más bellos de mi vida están relacionados al Real Madrid y estoy seguro que al leer esto vendrán a sus mentes recuerdos propios e imborrables. Aún siento, casi con la misma emoción, la primera vez que fui al Bernabeu. Puedo recordar como contaba los días y sentía una profunda alegría y expectante emoción, similar a la que sentía al esperar la llegada de mi hijo. Recuerdo anécdotas de momentos y compañías  imborrables viendo partidos. Días que marcaron mi vida al cumplir sueños y conocer a mis ídolos. Cómo el día que Sergio Ramos toco mi barriga de embarazada y saludó a mi hijo que aún no nacía o cuando mi madre persiguió a Cristiano para sacarse una foto con él o cuando mi hermana limpió mis lagrimas de emoción por presenciar un clásico en el Bernabeu. Momentos de futbol que se convierten en historias familiares y que se vuelven parte del legado de vida.



   El Real Madrid, además de tantos recuerdos memorables, ha traído a mi vida enseñanzas. Lecciones de vida. Me recuerda que no existen imposibles. Que la vida debe vivirse con pasión y entrega. Que no hay sueño demasiado grande y que el éxito llega a quienes trabajan por conseguirlo. Hoy, quiero agradecer por el Real Madrid. Por lo que ha incorporado a mi vida, por la gente a la que me ha llevado y por la pasión que me genera.


Gracias Real Madrid por existir y gracias Dios por hacerme Madridista

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