CAPITÁN SIN BRAZALETE

 


Ayer cumplió 32 años un gran capitán, un corazón blanco, un salamantino-maño o maño-salamantino, lo mismo da; un espartano con o sin barba, pero sobre todo una gran persona, Álvaro Arbeloa, criado en la cantera del club de sus amores, pasando por Riazor y Anfield, regresa en 2009 al Real Madrid.

Ha ganado todos los títulos habidos y por haber en la élite futbolistica, fue internacional con la absoluta en la época dorada que vivió La Roja, hoy posiblemente viva su última etapa como jugador, pero es posiblemente de los pocos jugadores que tal y como dice la canción de la deseada Décima, lleva la camiseta pegada al corazón. 

Posiblemente no haya sido una gran estrella, ni sea un jugador sobresaliente, pero lo que no se puede discutir es que ha dado todo por esta camiseta, poniendo corazón tanto en el césped como cuándo le ha tocado esperar turno, una persona intachable fuera del campo, un verdadero Madridista, un capitán en la sombra...
Defendió lo que él creía justo, tanto al club, entrenadores y compañeros, sin pelos en la lengua, con la verdad por delante, todo ello generó más fobias que filias, sobre todo por parte de algunos sectores, pero Álvaro nunca se rindió, y todas esas palabras, no le debilitaron, el amor por unos colores es más fuerte que todo lo demás.

Ejemplo a seguir y con unos valores al alcance de muy pocos, Arbeloa disfruta como un niño cuando un compañero marca su primer gol, le alegra más que si lo hubiese marcado él, anima al lesionado, cuida a los canteranos, ejerce de perfecto cicerone para los nuevos de la clase y siempre tiene un abrazo para su compañero del puesto titular, por no hablar de  sus llamamientos a la afición en noches importantes. En un sola palabra CAP17TAN.

Gracias Álvaro, capitán sin brazalete, tu nombre no se borrará de la historia del Real Madrid.

Felicidades Espartano.



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