El día que el Real Madrid perdió


   No fue un buen día para el madridismo,fue un día de lamentos, de dolor y de vergüenza.  Sufrimos el sabor amargo de la derrota,  la impotencia de una batalla que no hemos podido vencer. Se nos recuerda que también a los más grandes a veces les toca caer.  Sin embargo, los grandes pierden batallas pero se levantan y ganan la guerra.  Y al final, si el Real Madrid sabe de algo es de grandeza, de imposibles y de gloria.

   Yo sigo amando a mi Madrid y me sigo sintiendo orgullosa de ese escudo que me representa. Sí, hemos fallado. Sí, hubo errores. Sí, hay que hacer cambios. Esta derrota hay que verla como un llamado de atención. Un llamado a la reflexión, la introspección y al análisis. Que esta derrota sea nuestro mejor maestro. Recordemos que los trofeos se ganan en los entrenos y se recogen en los partidos. Los jugadores del Madrid no solo tienen el orgullo de portar el escudo más grande, más temido y más amado, sino que tienen una gran responsabilidad. La responsabilidad de dejar el cuerpo en los entrenos y el corazón en la cancha. Tienen que asegurarse que nadie entrene más ni mejor que ellos, quizá igual pero nunca mejor. Deben sudar cada gota, trabajar en sus debilidades hasta que se conviertan en fortaleza. Y en la cancha, cuando las piernas no den más, cuando el marcador este por abajo y cuando el aire falte, deben entrar a jugar la mente y el corazón. La mente para recordarles que nunca deben darse por vencidos y el corazón para recordarles que deben morir dentro del campo en busca de la victoria.

   Hoy,  que estamos abajo, aprovechemos para coger fuerzas, llenarnos de energía, valentía e ímpetu para levantarnos más poderosos que antes.   De esta derrota se aprende mucho y sí, quizá, no fue nuestro día, pero si queremos y luchamos será nuestro año. Recordemos que a los perdedores los fracasos los derrotan, pero a los vencedores los fracasos los impulsan a buscar con más fuerza el éxito.

   Yo me casé con el Real Madrid, y seguiré apoyándole y amándole, en las buenas y en la malas. Sigo estando enamorada de mi club y seré siempre su eterna enamorada. Creo que en mi equipo y en quienes lo representan. Hoy más que siempre apoyo a mi Madrid, hoy más que siempre les recuerdo el peso de la historia y los éxitos que lleva impregnado el escudo. La historia de imposibles y victorias que ellos mismos nos han regalado en el pasado y que nos seguirán regalando en el futuro. Q se asusten los que viven de ganar alguna batalla esporádica porque los verdaderos guerreros nos hacemos más fuerte al perder la batalla y regresamos invencibles, listos para arrasar con todos y demostrar quién es el más fuerte.  

¡HALA MADRID!


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