Iker: ¿un adiós esperado?

Hoy, otra vez, Iker Casillas está en boca de todos. Se rumorea una salida que para muchos madridistas sería motivo de alegría.

Recuerdo hace algunos años cuando miraba con ferviente admiración al Sr. Casillas. Era un ídolo para mí, lo tenía en un pedestal y si en ese momento me hubieran dicho que hoy estaría deseando su partida jamás lo hubiese creído. Mucho ha pasado y cambiado en estos últimos tiempos. No sé realmente si Casillas solía ocultar su verdadero ser o si la racha de éxitos que tuvo lo hizo cambiar y creer que su talento innato era suficiente para ser titular del Real Madrid “por ley”.

Hoy la imagen idealizada y de grandeza que teníamos de Iker fue cambiada por una de enojo y desvaloración. Sí, en su época nos dio mucho y si se hubiese retirado a tiempo o salido en un momento apropiado habríamos conservado una imagen favorable de él. Sin embargo, una serie de circunstancias ha llevado a provocar un estadio lleno de pitidos contra Iker. El profesionalismo que demostró Diego López, callado por fuera  y respondiendo en la cancha y la manera en que tuvo que irse del club hizo inevitable comparar actitudes y aptitudes. Cada vez el “santo” perdía más devotos. Luego llega otro grande, Navas, a quien se le dio incluso menos minutos que a López aún cuando en muchas ocaciones el desempeño de Iker fue dudoso. Y como olvidar la entrevista en donde Iker indica que no tiene que ir al gimnasio porque tenía talento innato (ésto terminó de hundir más su ya frágil imagen). El colmo fueron los reclamos que le hizo a la afición por los pitidos y, como no, sin mencionar de igual forma el pésimo papel que ha hecho como capitán. Fue un líder que no mostraba apoyo a sus compañeros, sino que llevó a un camerino roto.

Hoy se habla de la partida de Iker. Un adiós que quizá no será acorde a sus copas y éxitos y como hubiese sido unos años atrás. Me hubiese gustado borrar estos años y mantener una imagen positiva y grande de Iker y brindarle una despedida por los cielos, pero la realidad es que hoy se va por la puerta chica. Se va dejando un mal recuerdo. Ha manchado sus logros y éxitos con acciones reprochables y actitudes vergonzosas. Soy el tipo de persona que intenta recordar lo positivo. Asi que, como si fuera una relación sentimental, me acordaré de los buenos ratos, mas ya no quiero estar contigo.  




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