Brasil 1950



De 1939 a 1945 se vivió un infierno, el conflicto bélico más grande de la historia dejó un sin fin de miserias en todo el mundo, con millones de muertes y batallas con epicentro en Europa. El fútbol internacional por obvias razones se detuvo, pero un año después de la guerra, pasada la catastrófica época, la FIFA decidió reunirse en Berna y ahí apareció el Dr. Ottorino Barassi con la Diosa de la Victoria. El directivo italiano tuvo que esconder la estatuilla debajo de su cama para resguardarla durante la ocupación. Se jugaría por la misma copa, a la que se llamó Copa Jules Rimet, en honor a su artífice. En dicha reunión se otorgó la organización a Brasil, otra vez el fútbol se mudaba a América, pero ya los grandiosos viajes en transatlánticos se cambiaron por aviones para todos, excepto para Italia. La Nazionale sufría todavía los embates del accidente de Superga. En 1949 el Torino dominaba el Calcio y deslumbraba a toda Europa, las crónicas de sus partidos resonaban en Suramérica con su figura, Valentino Mazzola, que era uno de los 10 titulares de la selección italiana que jugaban en el Toro y eran los favoritos para ganar el tricampeonato mundial, hasta que el 4 de mayo de 1949 la plantilla regresaba de Lisboa y a las afueras de Torino ocurrió lo impensable, el avión en el que viajaban se estrella contra la Basílica de Superga.
Todos los tripulantes fallecieron y el luto cubrió toda Italia, dejando a un país sin el máximo referente, el equipo que sacaba a todos por 90 minutos de ese denso y difícil tiempo de la postguerra.

Italia y Brasil estaban clasificados de antemano, por lo que quedaban disponibles 14 cupos. Los británicos se dignaron a participar en las eliminatorias y se disputaron entre ellos 2 boletos a tierras amazónicas e Inglaterra y Escocia prevalecieron pero los escoceses se negaron a viajar. Turquía tampoco viajó, por lo que se invitó a portugueses y franceses para ocupar sus puestos, cosa que rechazaron por cuestiones principalmente económicas. Junto a Inglaterra, también Suiza, Suecia, Yugoslavia y España se ganaron su pasaje y de hecho lo utilizaron para viajar a Brasil. España ganando a Portugal en la clasificación y llevando sólo un jugador del Real Madrid, sí, ya volvía a ser Real. Luis Molowny fue el único madridista en la lista de Benito Díaz y Guillermo Eizaguirre, a pesar de que Miguel Muñoz ya era asiduo a vestir la camiseta nacional.
Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay fueron los representantes de CONMEBOL al no tener más rivales por los retiros de los demás seleccionados. En Norteamérica se impusieron México y Estados Unidos, mientras que en Asia fue India el único que quiso participar; hasta que se enteraron de que la FIFA los obligaría a utilizar calzado durante el torneo, razón por la que declinaron y dejaron a la copa solo con 13 participantes. El extraño formato utilizado los dividió en 4 grupos, cuyos ganadores pasarían a una ronda final, en la que se enfrentarían los 4 clasificados en un todos contra todos para dirimir el ganador. Los grupos quedaron distribuidos de la siguiente manera:

Grupo A: Brasil, Yugoslavia, Suiza y México.
B: España, Inglaterra, Chile y Estados Unidos.
C: Italia, Suecia y Paraguay.
D: Uruguay y Bolivia.

Estadio Maracaná en su inauguración.
El 24 de junio de 1950 Brasil se vistió de gala para dar el puntapié inicial de la copa e inaugurar el Maracaná, el coloso fue construido para la competición y se estrenaba de gran manera cuando Brasil venció 4-0 a México. Yugoslavia consiguió 2 victorias en su arranque, dejando fuera a Suiza y a México para jugarse su pase ante Brasil. Los locales salieron abucheados de Sao Paulo, donde empataron ante Suiza y quedaban por detrás de Yugoslavia con el partido definitorio pendiente. Flavio Costa, DT brasileño, utilizaba el esquema que desplazó casi en totalidad al 2-3-5 de la preguerra; la mutación constaba en sacrificar uno de los medios para que jugase de defensor, con los 2 delanteros interiores retrasándose para crear un 3-2-2-3. Con ese esquema brillaban Ziznho y Ademir, siendo ellos quienes anotaron para la victoria de Brasil sobre los balcánicos, victoria que le permitió a los locales jugar la ronda final.
El grupo B fue dominado totalmente por España, que con Telmo Zarra como estandarte, anotando en los 3 partidos, venció contundentemente a Estados Unidos, Chile e Inglaterra.
Otro europeo prevaleció en el Grupo C, fue Suecia que venciendo a Italia y empatando ante Paraguay, logró pasar de ronda.
Por último tenemos a Uruguay, cuyo grupo compartió solo con Bolivia debido a los diferentes desplantes en la previa. Los del altiplano no fueron medida y salieron goleados ante un gran equipo, que tenía jugadores históricos a nivel local, además de lograr exitosas carreras en equipos europeos. Los 2 representantes principales eran Alcides Ghiggia y Juan Schiaffino, pero el verdadero líder de la celeste era Obdulio Varela, capitán y referente del Peñarol. El entrenador Juan López Fontana todavía empleaba el 2-3-5, apoyándose en Varela como recuperador en el centro y en Ghiggia para hacer toda la banda derecha, teniendo a Schiaffino y a Míguez como referentes en ataque. Así le gana a Bolivia por 8-0, con 3 de Míguez, 2 de Scchiafino y el aporte de Ghiggia, Pérez y Vidal.

El grupo final estaría conformado por Brasil, España, Suecia y Uruguay. En la primera fecha Brasil seguía con la fiesta, y Ademir hizo 3 de los 7 que le propinaron cariocas a escandinavos. Simultáneamente España vencía a Uruguay hasta que al minuto 73 Obdulio Varela logra empatar las acciones y dejar el 2-2  final. Uruguay alargaba la racha de partidos sin perder en mundiales, ganando su primero y manteniéndose en la batalla en esta ocasión.
La segunda jornada se disputó 4 días después y Rio de Janiero presenció otra goleada local, el magnífico mediocampista Jaír abrió la cuenta a la que se unieron Chico, Ademir y Zizinho, ante una España que no pudo contener el ataque brasileño y quedó eliminada gracias a un 6-1.
Ghiggia anotó al igual que en la primera fecha para Uruguay, que perdía 1-2 ante Suecia y quedaba eliminada. A los 77 minutos Óscar Míguez empató y 8 minutos después anotó su segundo para vestirse de héroe y dejar a Uruguay con posibilidades de coronarse en la última jornada. La tercera fecha nos dejó la derrota de España a pesar del gol de Zarra, que significó el tercer puesto para Suecia en un partido en el que ambos ya estaban sin chances de levantar la copa. Ese cuarto puesto español fue el mejor resultado obtenido en mundiales en el siglo XX.
Brasil era líder, con un Ademir que ya sumaba 9 dianas en el campeonato, con Zizinho dando un recital y con Jaír dominando los tiempos; el torrente ofensivo brasileño entusiasmaba la nación entera, incluso de sobremanera en la previa al partido decisivo ante Uruguay, que era segundo, un partido que tomó tintes de una final.

Arriba: Varela, Tejera, Gambetta, González, Máspoli, Rodriguez Andrade.
Abajo: Ghiggia, Pérez, Míguez, Schiaffino, Morán.
El 16 de julio fue la fecha elegida, en Brasil ya se daban por ganadores, en los días previos se vendieron 500.000 camisetas que decían "Brasil Campeao 1950". Los brasileños estaban de fiesta y el punto culmine sería ese partido ante Uruguay. La Casa de la Moneda brasileña ya acuñaba monedas conmemorativas por el título mundial, incluso el prefecto de Río en su discurso triunfalista pre-partido dijo a los jugadores locales: "Ustedes que serán campeones del mundo en dos horas...". Era parte de los 220.000 aficionados que se amontonaron en el Maracaná para ver ganar a Brasil y continuar con esta especie de carnaval que llevaba días en Rio. Había una banda que tocaría el himno del país ganador, los integrantes de esta banda ni tenían partituras del himno uruguayo.
El partido empezó y los guardametas Barbosa y Máspoli detuvieron todo en el primer tiempo que terminó 0-0.  A pesar de que su equipo seguía siendo campeón con el empate, los aficionados brasileños reclamaban que había que ganar. El trabajo de Eusebio Tejera y de Rodriguez Andrade anuló a Zizinho y Varela apagaba la mecha goleadora de Ademir. Un Varela que en los vestidores hablaba más que el entrenador uruguayo y al que se debe mucho de este triunfo.
El segundo tiempo fue recibido con el gol de Friaca, ahora sí era una fiesta completa, Uruguay necesitaba marcar 2 goles para quitarle el título a los locales.
Obdulio Varela recogió el balón del fondo de la red y fue a mitad del campo a reclamarle al árbitro, nadie sabía lo que reclamaba Varela ya que fue un gol totalmente legal. Pasaban los minutos y el balón seguía bajo el brazo derecho del capitán, que continuaba reclamándole quien sabe qué al árbitro George Reader. Ya el público no gritaba tanto, nadie entendía qué pasaba y el exitismo disminuyó.
Años después, el protagonista confesó que todo era una mentira, que su reclamo fue principalmente para enfriar el partido y las gradas. Dijo que al ver los nervios del público y de los jugadores rivales cuando él tomó ese balón y lo llevó al medio campo, supo que podían meterse en el partido, cosa que veía difícil con la algarabía que reinaba previamente. Un hombre controló anímicamente a 220000 y descolocó a los 11 brasileños en el campo.
Transcurrían 76 minutos cuando Ghiggia por su banda derecha entra en diagonal para dejar un centro que Schiaffino manda al fondo, 1-1. Brasil seguía siendo campeón, pero aparecía un detalle que nadie en el país amazónico había notado, Uruguay podía arrebatarles el campeonato. Los brasileños buscaron el segundo gol y Uruguay continuaba evitándolo. En el minuto 79 una jugada calcada a la del primer tanto, con Ghiggia pasando a su marcador y entrando al área por derecha, pero en esta ocasión Ghiggia amaga con el centro para rematar al primer poste de un Barbosa que se jugó para detener un centro que nunca llegó; propiciando así que el cuero vaya al fondo de la portería.

Gol de Alcides Ghiggia.

 En ese momento se acabaron los petardos, la samba y la fiesta. Brasil intentó, pero nunca pudo reponerse y empatar el partido. Un famoso relator de radio, Ary Barroso, pronunció estas palabras luego del gol de Ghiggia: "Yo ya sabía, yo ya sabía, yo ya sabía, no relato más". No volvió a relatar.
Los tres pitazos finales sonaron y luego no se escuchó nada.
Entre el silencio de 220 000 almas, resonaban los gritos uruguayos. Ya sin protocolo, sin banda, sin fiesta; Rimet, que tenía preparado un discurso que no dio, logró encontrar a Varela entre el pequeño grupo de directivos, entrenadores y jugadores que saltaban en el césped para así entregarle el trofeo, sin más.
Esos tres pitazos del árbitro fueron los últimos del carnaval, carnaval que precedió a un silencio sepulcral, digno de  un funeral al que asistieron millones de personas. Como parte del luto de la selección brasileña, que siempre había vestido de blanco, nunca más lo volvió a hacer; optando por los colores amarillo y azul.
El entrenador brasileño Costa no pudo salir del estadio sino hasta días después, Barbosa quedó marcado de por vida, en 1993 dijo: "la pena máxima en Brasil es de 30 años, yo llevo pagando 43 por un crimen que no cometí".
Por otro lado, los uruguayos quedaron inmortalizados y serán recordados siempre por el mítico Maracanazo, condensado a la perfección en la frase de Alcides Ghiggia: "solo 3 personas fuimos capaces de silenciar el Maracaná; el Papa Juan Pablo II, Frank Sinatra y yo".



Mejores Jugadores:
1) Zizinho / BRA.
2) Juan Schiaffino / URU.
3) Ademir / BRA.

Máximos anotadores:
-Ademir / BRA. (8)
-Oscar Míguez / URU. (5)
-Alcides Ghiggia / URU. (4).

Equipo Ideal


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