Italia 1934



La primera Copa del Mundo fue un éxito en todo aspecto, por lo que los países que declinaron asistir a dicha cita, se disputaban el honor de llevar a cabo en su territorio la segunda. Benito Mussolini tomó el tema como un asunto de estado, viendo al fútbol como una herramienta para mover masas e hizo todo lo posible para que la Italia fascista recibiera la competición. Venciendo en esta carrera a Suecia e Inglaterra.
Las eliminatorias mundialistas aparecieron, ya que 34 naciones pedían estar en la Copa, número contrastante con los 13 que aceptaron 4 años antes. 21 europeos jugaron por 12 lugares, 4 suramericanos peleando por 2, 4 norteamericanos y caribeños se disputaron un puesto y quedaba uno para África y Asia.
La FA inglesa se negó a participar por no obtener la organización, mientras que Uruguay declinó la invitación como revancha por las negativas obtenidas 4 años antes en su torneo. Esta fue la única ocasión en la que un campeón no defendió su título en la edición siguiente.
Alemania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Rumania, Suecia y Suiza prevalecieron en Europa y obtuvieron su boleto a la segunda Copa del Mundo. Estos, junto a Argentina, Brasil, Estados Unidos y Egipto sumaban los 16 participantes que se juntarían en mayo de 1934 para dar el puntapié inicial en tierras itálicas.

Una nación que estaba en pleno gobierno de Il Duce, Mussolini fue el primer mandatario en tomar el fútbol como propaganda y símbolo de su fuerza como país, razón por la cual se aseguró de albergar el torneo y tener un equipo en condiciones de ganarlo. Luis Monti, estrella argentina que participó en el mundial de Uruguay, se vio tentado por Juventus para vestirse de bianconero y también enfundarse la azzurra de la selección. Poco podía hacer ante los emisarios del gobierno italiano que le pidieron que representara a una selección que contó con 5 oriundi; así se llama a los nacionalizados que en ese tiempo fueron los argentinos Demaria, Orsi, Guaita y Monti; junto al brasileño Guarisi. Estos acompañaron a una generación italiana que destilaba calidad, la base de la Juventus multicampeona de la época se juntaba con uno de los más grandes jugadores de la historia, Giuseppe Meazza; tanto talento era gestionado por un grandioso estratega como Vittorio Pozzo. El método de Pozzo, conocido esquema que mutó del 2-3-5 de la época para convertirse en un 2-3-2-3, creando superioridad en el medio para dominar desde allí a sus rivales. Monti jugaba de 5, marcando al delantero rival e iniciando los ataques desde el centro junto a Luigi Bertolini, para abastecer a Ferrari y Meazza, quienes fueron elegidos para plasmar el cambio de Pozzo al esquema, siendo ellos los delanteros que retrocedían unos metros para que la creatividad abundara en la zona medular. 

Vittorio Pozzo y Giuseppe Meazza.
El formato de competencia cambió y ahora se jugaría a eliminación directa desde los Octavos de Final. En ellos, Italia goleó por 7-1 a Estados Unidos en Roma, con tres tantos de Schiavio, uno de Meazza junto al doblete de Orsi y por último Guaita. Estos 2 jugadores del Quinquenio D’Oro de la Juventus, ganadores de 5 títulos consecutivos de Serie A y que aportaban también a Combi en la portería, Monti, Bertolini y Ferrari.
Simultáneamente aparecía España, quienes se hacían fuertes con Ricardo Zamora en el arco, quizás el mejor cancerbero de la historia española; que jugaba en el Real Madrid, en esos años llamado Madrid FC. La abdicación de Alfonso XIII del trono, dio origen a la Segunda República Española, conduciendo a la supresión de todo elemento que hiciese alusión a la monarquía; por lo que el Real Madrid perdió su punto de realeza y pasó a llamarse Madrid Football Club en la década de los 30. Junto a Zamora, Ciriaco Errasi, Luis Regueiro y Jacinto Quincoces fueron los aportes merengues al XI de España. En los Cuartos de Final, sacaron nada menos que a Brasil, que con Leonidas a la cabeza, mostraba un equipo poderoso. Iraragorri y Langara anotaron por España, mientras que Leónidas lo hizo por los cariocas, que pudieron empatar pero Zamora detuvo el penal cobrado por Leónidas; primera vez que un tiro desde el punto fatídico era detenido en una Copa del Mundo.
Matthias Sindelar fue uno de los nombres propios del fútbol en esos años y comandaba a la selección austríaca, quienes mostraban el fútbol más estético de la época, sacando lo mejor de la Escuela Danubiana. Austria prevaleció ante Francia, no sin dificultad, en tiempo suplementario. En Cuartos enfrentaría a Hungría, luego de que los húngaros despacharon con facilidad a Egipto. Es un hecho que Zamora era reconocido como el mejor portero de Europa, pero tenía un adversario en el este, Frantisek Plánicka. El portero checo y su selección eliminaron a Rumania y se medirían en Cuartos a Suiza, que dejó fuera a Países Bajos. Argentina llevaba a la Copa a un seleccionado amateur debido a los problemas en el seno de la federación, lo que ocasionó su temprana eliminación ante Suecia.
El octavo clasificado fue Alemania, que empataba a 2 ante Bélgica en un entretenido encuentro hasta que apareció Edmund Cohen y en 15 minutos anotó 3, dejando el 5-2 final. 

Exactamente 4 días después se jugaron, también en simultáneo, los Cuartos de Final en los que Alemania y Checoslovaquia eliminaron a Suecia y Suiza respectivamente. Pero Italia - España y Austria - Hungría se llevaban los flashes


Giampiero Combi y Ricardo Zamora.
En Firenze aparecieron Italia y España para disputar el mejor partido del torneo. Fue una batalla con todas las letras, ambos cobrando cuentas pendientes de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. Básicamente se cayeron a patadas y las entradas criminales no faltaron. El primer gol de un madridista en un mundial fue de Luis Regueiro, que adelanta a España pasada la media hora hasta que Ferrari empata con un polémico tanto en el que España pedía falta sobre Zamora. En la segunda parte todo fue lucha, furia y casta por parte de ambos y esto se trasladó al tiempo extra. Luego de los 120 minutos, que Meazza no terminó por lesión, el partido terminó 1-1 y procedieron a esperar el desempate al día siguiente. 7 españoles y 4 italianos no pudieron iniciar el partido por el pase a Semifinales. Con una gran actuación de Nogues, que entró para suplir a Zamora por sus costillas rotas, el marcador no se movió hasta que el lesionado Meazza logra batir por alto al cancerbero hispano. El árbitro suizo René Mercet fue suspendido por su federación y no volvió a dirigir un partido internacional debido a su pésimo trabajo en la eliminación española en uno de los partidos más polémicos de los mundiales. Italia se enfrentaría al ganador del Austria - Hungría, un enfrentamiento que levantaba muchas emociones con razones más que evidentes si recordamos que apenas 20 años antes formaban una sola nación. Luego de la Primera Guerra mundial, el imperio Austrohúngaro se disolvió, dejando resquebrajada una población que tenía diferencias internas y que siguió viviendo tiempos difíciles durante años. A pesar de que Hungría contaba con un gran combinado, los austriacos eran favoritos y así lo demostraron en el campo con su victoria.

En esta parte del cuadro estaban los contendientes y se enfrentarían en Semifinales. Italia y Austria protagonizaron un choque de estilos; la creatividad siempre focalizada en la efectividad y el resultadismo de Pozzo vs. El pressing alto y la posesión del balón del Wunderteam austríaco liderados por el Mozart del fútbol. Así se conocía a Matthias Sindelar, un atacante sublime, que dictaba los tiempos de su equipo de forma magistral, un seleccionado que con fútbol de alta factura venció a Italia en la final de la Copa Centroeuropea de 1932, competición predecesora de la Eurocopa actual. Lógicamente Luis Monti era el elegido para marcar a Sindelar, el argentino con su sapiencia y potencia física logró contenerlo durante todo el partido. Encuentro que todos esperaban, con 2 muy buenos amigos en los banquillos y que aseguraban el espectáculo. Ambos porteros se erigían como figuras, hasta que Platzer recibe una falta de Meazza y deja el balón para que Guaita anote el 1-0; los visitantes reclamaron hasta el cansancio, pero el gol fue dado como legítimo. El partido se hacía cada vez más físico, a lo que Italia estaba acostumbrada, no así Austria que entró en la pelea. El gramado de San Siro se vio afectado por la lluvia, disminuyendo el juego de posesión y dando alas a los aviones que tenía Italia adelante; Orsi, Ferrari, Meazza y Guaita protagonizaban contraataques furiosos que resquebrajaron la defensa austriaca. Platzer mantuvo a los suyos en el partido pero no hubo nada que hacer, el marcador no cambió y bajo un diluvio en Milano la batalla táctica se la llevó Pozzo, que veía los frutos de los 40 días de trabajo.
Ese mismo 3 de junio Alemania y Checoslovaquia discernían el otro puesto en la final, puesto que consiguieron los bohemios otra vez gracias a Nejedly y Plánicka; El primero marcando un hat trick y el segundo dando un recital de paradas; enviando a los germanos a disputar el tercer lugar ante Austria. El Wunderteam de Meisl quedó tocado luego de la semifinal, una de las razones por la que Alemania se quedó con el tercer escalón del podio. Lehner por duplicado y Cohen con su cuarta anotación del torneo, estamparon su firma en el marcador. 

Gol de Enrique Guaita.
Después de jugar 390 minutos entre el 27 de mayo y el 3 de junio, Italia ya contaba con una semana de descanso y buscaba dar la estocada final, pero enfrente tendría a los checos, perfectamente capaces de arruinarle la noche a todo el país. A las 17:30 en Roma y ante la mirada de Benito Mussolini se da inicio a la final de la segunda edición de la Copa del Mundo. 
Puc fue el más incisivo por parte de Checoslovaquia, que se apoyaba en su puntero izquierdo para desorganizar a una Italia que veía a Meazza sacar lo mejor de Plánicka, figura principal. El 0-0 al entretiempo impacientaba a todos, Roma callaba ante la incertidumbre y el silencio se hizo gélido cuando Puc adelantó a los suyos al minuto 69.
Raimundo Orsi fue el mejor italiano en la final, fue él cuando a falta de 7 minutos, marca el empate. Pozzo ya llevaba varios minutos en la línea de fondo dando indicaciones a los suyos, con el gol de Orsi se despejaba el olor a desgracia y el partido fue a tiempo suplementario. A los 5 de la prórroga, Schiavio anota un golazo que adelanta a Italia, que aprovechó la ventaja para replegarse y despegar con el tanque de reserva en contraataques que terminaban en Plánicka. Combi, portero y capitán azzurro también brilló, deteniendo las oleadas rojas. Ivan Eklind finalizó el encuentro y los dirigidos por Pozzo pudieron respirar tranquilos, habían cumplido. Cumplieron las expectativas del público y las exigencias de Mussolini. Luis Monti comentó años después: “En 1930 en Uruguay me querían matar si ganaba, mientras que en Italia, cuatro años más tarde, si perdía”.
Un merecidísimo título para una generación de futbolistas maravillosos, liderados por Meazza, un genio que corría en los campos italianos, desequilibrando defensas y deleitando a un país con sus goles. Igualmente merecida conquista para un Pozzo que revolucionó el fútbol, pero un triunfo que siempre tendrá que vivir bajo la sombra de Mussolini,  las presiones y favores arbitrales; una sombra que una camada extraordinaria de jugadores no merece. En La Stampa se publicó un reportaje con palabras del ex-periodista Vittorio Pozzo, refiriéndose al torneo, terminando tal escrito de la siguiente manera: "Ninguna cosa en el mundo supera la satisfacción del deber cumplido con conciencia, con fe, con obstinación incluso si es necesario, con estudio, con prudencia. Es una satisfacción profunda, íntima, que lo compensa todo".

Arriba: Combi, Monti, Ferraris, Allemandi, Guaita, Ferrari.
Abajo: Schiavio, Meazza, Monzeglio, Bertolini, Orsi.

Mejores Jugadores: 

1) Giuseppe Meazza / ITA.
2) Matthias Sindelar / HUN. 
3) Oldrich Nejedlý CHE. 

Máximos Anotadores: 

-Oldrich Nejedlý / CHE: 5 goles.
-Angelo Schiavio / ITA: 4 goles.
-Edmund Conen / ALE: 4 goles.

Equipo Ideal:

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