Carta de despedida de Luka Doncic: dos sueños
Luka Doncic tras ser seleccionado en tercera posicion en el Draft de la NBA se ha despedido de la aficion y del club con una carta :
"A los madridistas:
Jugar al baloncesto es mi vida. Mi madre siempre dice que no me recuerda haciendo otra cosa que no fuera botar un balón de baloncesto.
Yo tampoco me acuerdo.
Me siento muy afortunado. Cuando tenía 13 años y me vine a vivir a Madrid, pensaba en cumplir mi sueño de ser un buen jugador de baloncesto. Lo que nunca pensé es que ese viaje era el inicio de un camino que me llevaría a cumplir no uno, sino dos sueños que solo se hacen realidad en las películas: he sido jugador del mejor club del mundo y, ahora, voy a jugar en la mejor liga del mundo.
Lo bonito del baloncesto es que es uno de los deportes en los que más dependes de tus compañeros. Y no me refiero solo a los extraordinarios jugadores con los que he tenido la suerte de compartir la cancha y que me han permitido aprender de ellos como profesionales y como personas. Un equipo somos muchos: el presidente, los directivos, los entrenadores, los médicos, los fisios, los delegados, los utilleros, los empleados del club… a todos, gracias, gracias, infinitas gracias. Y, especialmente, a Alberto Angulo, Pablo Sañudo, Dani Sarto y Paco Redondo, que recibisteis a un niño esloveno que no tenía ni idea de español y me cuidasteis como se cuida a un hijo, hasta hacerme un hombre. Os quiero mucho.
Como también quiero muchísimo al Real Madrid, un club que me lo ha dado todo: los más grandes éxitos deportivos, los valores que me acompañarán toda la vida y esa capacidad de lucha que te hace no rendirte jamás, sea cual sea el desafío.
También quiero dar las gracias a los medios de comunicación por tratarme con respeto cuando era un niño y por juzgarme con cariño cuando me hice mayor.
Hoy, escribo esta carta para despedirme especialmente de vosotros, de la afición que me ha apoyado siempre, perdonando mis errores y disfrutando con mis aciertos. Esa afición que me puso la carne de gallina con aquella ovación en ese primer triple que se jugó un niño de 16 años y a la que sentí muy cerca cuando anoté mi último tiro (otro triple, qué manera de cerrar el círculo) a 350 kilómetros de lo que siempre consideraré mi casa. Muchas gracias por tanto. Os llevo en mi corazón.
A partir de ahora, tenéis un madridista más en Dallas. Pero, como dijo Terminator: ¡I’ll be back! "
No hay comentarios